lunes, 27 de octubre de 2008

Las democracias en riesgo.

Decir que las democracias están en riesgo cuando estamos en 2008, después de todo lo que ya hemos experimentado los latinoamericanos, es raro, suena raro.
Los dictadores llegan al poder por diferentes medios. Algunas dictaduras han comenzado como golpes militares. Otros, sin ser militares, han llegado por el voto popular luego de elecciones. Estos últimos, una vez instalados en el poder, comienzan a dejar en evidencia sus señales de marcado interés de perpetuarse en el poder.
Entonces, hasta qué punto podemos decir que nuestras democracias están aseguradas.
Si bien es cierto que, dentro de los sistemas imperfectos, el más cercano a la perfección es el regimen democrático.
Somos humanos. Y como tales tenemos fallas, cometemos errores. La necesidad de regir poder por sobre otros es una característica que se repite en los miles de años en que el hombre está en el planeta.
Cómo nos damos cuenta que una democracia está en riesgo?
Cómo reconocer a un dictador disfrazado de demócrata?
1. Demostrándose alejado de los medios de prensa. Nada de conferencias. Nula interacción con los periodistas. El gobernante se comunica con gacetillas pre impresas o discursos sin posibilidad de dar intervención a los comunicadores.
2. Levantando el tono notoriamente en los discursos.
3. Haciendo, permanentemente, la famosa parodia del artista.
4. Guardar silencio ante los comentarios que puedan aparecer en los titulares, por más cargados de fuego que puedan resultar.
5. Tomando medidas arbitrarias, con los conocidos "decretazos" de necesidad y urgencia.
6. Hechando las culpas de los problemas nacionales a factores externos, por supuesto totalmente ajenos a la vida local.
7. Sin respeto a la propiedad privada. Quizás pareciera necesario aclarar que la propiedad privada es un derecho constitucional. Al decir constitucional me refiero a que forma parte de la Constitución Nacional, Primera Ley de todo país que se considere legítimo.
La lista sería mucho más extensa, pero considero que el lector -más aún si es vecino de esta región- puede aportar algún jugoso dato.
Las democracias empiezan a estar en riesgo cuando los ciudadanos se acostumbran a estas conductas enunciadas más arriba. Cuando los ciudadanos se callan. Cuando los ciudadanos pierden las fuerzas. Cuando los ciudadanos creen que ya no se puede hacer nada. Cuando los ciudadanos creen que deben rendirle honores a sus propios dictadores disfrazados de demócratas defensores de las leyes. Cuando los ciudadanos, por temor a represalias, prefieren apoyar esos regímenes a cualquier precio.

La instrucción pública.

Una vez escuché decir que en la casa se educa y en la escuela se instruye.
Creo que la escuela, así como tantas otras instituciones de nuestras sociedades, no pueden cumplir ambos roles.
Todo aquello que no se ha hecho en la casa, en la familia, entre esas paredes que suelen llamarse "hogar", no se puede cumplir en otro ámbito.
La casa es donde está la familia y si no está la familia debería haber alguien que cumpla ese rol. Siempre debe haber alguien que cumpla el rol contenedor y de afectos que sólo puede provenir de la familia.
En nuestras sociedades la familia ya no existe como tal.
Los tiempos han cambiado y ya nada es igual.
No estoy diciendo que está mal o bien.
Simplemente que los tiempos han cambiado.
Pero el sistema en el cual un niño o niña deben crecer no ha cambiado.
Quizás debo aclarar que estoy manifestando este pensamiento basándome en el país en el que vivo: Argentina.
Hoy se habla de bajar la edad de imputabilidad para poder procesar a menores que cometen delitos.
Una vez más, se empieza por el fin.
Si la atención y la política estuvieran dirigidas a brindar una buena base instructiva con capacitación permanente y constante a los menores, creo que no deberíamos preocuparnos por la creciente ola delcitiva en la que participan menores.
Algo está mal. Muy mal.
Los chicos están solos. No hay nadie en casa que los pueda contener.
Tampoco van a la escuela. Se ha evidenciado en los últimos años una alarmante deserción en el nivel secundario como nunca antes.
Es decir, no sólo están solos, sino en situación de abandono total. Entonces somos testigos de este caos generalizado que se apodera de las calles.
Estos errores se pagarán muy caro. De hecho es lo que está ocurriendo.
Sé que designar un aumento presupuestario para las escuelas no es una medida que asegure futuros votos y votantes.
Al menos eso ocurre con las economías de nuestra región sudamericana.
No sería una medida popular o populista permitir el acceso a la instrucción pública con escuelas en exelente estado de conservación, con ámbitos que seduzcan a los niños y niñas, adolescentes y adultos que concurren a completar su período de instrucción.
Acá es todo al revés.
Una vez más, la culpa es nuestra, sólo nuestra.
Por lo tanto creo que, la próxima vez que escuchemos o leamos sobre el deterioro y decadencia de nuestras sociedades, pensemos en todo lo que no se ha hecho en el debido tiempo.
Pensemos en todos los errores incurridos una y otra vez.
Pensemos en nuestros gobernantes que algún día serán demandados por la justicia divina. La única.

viernes, 24 de octubre de 2008

Compromiso.

Comprometerse es una palabra en desuso. O al menos parece serlo.
Qué significa comprometerse? Yo creo que tiene que ver con asumir responsabilidad, con lealtad, con jugarse al todo o nada, con honestidad. Sí, cuántas palabras en desuso.
Uno se debe comprometer con la palabra ante los amigos.
Ante la pareja.
Ante los compañeros de trabajo.
Ante los vecinos.
Vivimos en una sociedad que, nos guste o no nos guste, debe manejarse con reglas. De lo contrario es caótico.
Si nos comprometemos nos ajustamos a una de las tantas reglas que se nos exigen por y para vivir en una sociedad.
Cómo se hace?
Yo creo que empezando por cosas pequeñas y sencillas que son enormes, según el punto de vista desde donde se miren.
O quizás, debería decir, que primero debemos comprometernos con nosotros mismos.