miércoles, 4 de enero de 2012

MEDIO ORIENTE








MEDIO ORIENTE.

El recorrido por algunos de los países que forman el denominado Medio Oriente requiere de una planificación bien organizada. Sabemos que se trata de una región que a menudo experimenta revueltas violentas que pueden afectar nuestros recorridos. Sin embargo nos seduce conocer estas tierras. Y bien vale la pena hacerlo. Por qué? Pues porque se trata de culturas diferentes, con costumbres diferentes que nos van a enriquecer siempre.

En esta oportunidad empecé por Egipto. Allí hay una serie de visitas obligadas: las pirámides, el Mercado Kan el Khalili, el Barrio Copto y el Museo. Obviamente hay mucho más para ver pero recomiendo estos lugares que realmente son imperdibles.

En el Mercado podés ver la vida diaria, los vendedores ofreciéndote sus mercancías y el regateo imprescindible a la hora de comprar cualquier cosa. Es una costumbre milenaria que se practica hoy como lo fue siempre. Como occidental cuesta acostumbrarnos pero después de algunos intentos comprendemos el mecanismo. En el Mercado se venden prendas de vestir, frutas, ornamentos, accesorios y una gran variedad de productos que tientan a cualquiera. Todo allí es color y sabor.

En el Museo no se pueden sacar fotos ni filmar, sólo en el exterior está permitido hacerlo. Más allá de la enorme cantidad de momias, creo que lo más interesante es el sector destinado a las joyas de Tutankamón. La cantidad y variedad de elementos que allí se exponen es realmente asombrosa y, si hay un profundo interés en la historia, puede resultar una visita de largas horas.

El Barrio Copto forma la parte antigua de El Cairo. Allí hay una vida diferente a la de los barrios centrales. Mezquitas, templos, viviendas muy antiguas y casi derruidas y, como en todos lados, el placer de poder intercambiar sonrisas con la gente del lugar.

Los llamados a la oración desde los minaretes de las mezquitas varias veces por día son la constante que sorprende. Los que no pueden ir a las mezquitas pueden orar simplemente extendiendo una alfombra sobre el piso en cualquier lugar, aún en una oficina o en el supermercado.

Comimos koshary y tomamos té con menta, dos infaltables en la visita. Koshary es un plato típico muy barato que consiste en pasta, arroz, lentejas, cebollas y una salsa de tomates. Una extraña mezcla pero con un sabor muy atractivo.

Luego tomamos el tren hacia Aswan para seguir sorprendiéndonos. Es necesario contratar un tour para poder ver las imponentes esculturas en Abu Simbel. Se trata de un emplazamiento arqueológico con 2 templos excavados en roca en la ribera occidental del Lago Nasser. Se trata de un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad. Es conveniente detenerse y mirar un video donde se explican datos de interés para comprender el proceso del emplazamiento de una obra impactante.

Cruzando el Río Nilo en unas pequeñas barcazas se puede llegar a la otra orilla y visitar algunos de los asentamientos de las tribus nubias. El Pueblo Nubio es uno de los más antiguos de la humanidad. Allí es como si la vida de hubiera detenido. Es realmente un placer caminar por las calles angostas, silenciosas, con las paredes pintadas en tonos suaves. Nosotros estuvimos en la denominada Isla Elefantina.

Desde allí tomamos un micro hacia Luxor para seguir recorriendo templos impactantes como Karnak, en la zona de la antigua Tebas. El Templo de Karnak es sorprendente, con unas columnas altísimas con capiteles en forma de papiro que adornan uno de los más importantes centros religiosos. Es como una especie de museo a cielo abierto.

En el camino hacia Luxor vale la pena visitar Kom Ombo, Edfu y Esna. Se trata de villas agrícolas con una población no tan numerosa como otras ciudades. Al llegar a Edfu hice un recorrido en carro tirado por un caballo que me permitió tener una idea del colorido mercado y la vida activa de una ciudad con su gente.

Un nuevo viaje en tren me llevaría hasta El Cairo nuevamente para tomar un vuelo a Tel Aviv. Ciertamente Israel es bien distinto a Egipto. Allí reina el silencio, los parques perfectamente diseñados, la señalización perfecta en los caminos, muy buena información para los viajeros y una gran vida social y cultural. Desde el camino costero fui caminando hasta Jaffa. Este sector forma parte de Tel Aviv. Está ubicada en la llanura costera con unas vistas bellísimas del Mar Mediterráneo. Las callejuelas son espacios para tomar fotos y detenerse a disfrutar. Recomiendo visitar las galerías de arte que son imperdibles.

Egipto comenzó un nuevo camino en su historia. El camino hacia la democracia y hacia la libertad de expresión luego de largos años de opresión. Sé que estos cambios llevan un lento proceso que seguramente sabrán aprovechar al máximo porque considero que las oportunidades históricas para luchar por la libertad son únicas y valiosísimas.

Luego, Jerusalén. Como cristiana ha sido una de las experiencias más importantes de mi vida. Me alojé a unos pasos de la puerta de Jaffa, en la ciudad antigua. Este sector antiguo está dividido en 4 barrios: el Barrio Judío, el Barrio Armenio, el Barrio Musulmán y el Barrio Cristiano. Cada uno con sus características propias, con sus mercados y con su gente cordial y hospitalaria. Recorrer los pasos de Jesús y sus últimos días en esta tierra fue inolvidable. El Muro de los Lamentos, la Iglesia del Santo Sepulcro, el Monte de los Olivos forman, entre otros, los puntos de mayor interés para los cristianos. Hay 7 puertas por las que se accede a la Ciudad Vieja, cada una con sus características.

Desde Jerusalén tomé 2 excursiones en 2 días que incluyeron Nazareth, Tiberias, el Mar de Galilea, Cesárea, Haifa y Akko. Se visitan los pueblos ligados a la vida de Jesús y a sus padres. Pudimos ver el sector donde habría estado el taller de José, el lugar de nacimiento de María y la ciudad de Capernaum donde Jesús habría pasado algún tiempo. La ciudad de Cesárea presenta las ruinas de un hipódromo y un teatro romano bastante bien conservados. La ciudad de Akko o Acre es una de las más lindas del norte de Israel con sus callejuelas angostas y sus vistas imponentes. Haifa es quizás la ciudad más importante del norte, con un puerto muy activo y los famosos jardines Bahai para sacar 1000 fotos.

Luego crucé Palestina para visitar Belén. Una vez más los hombres de este planeta han incurrido en levantar muros para separar y dividir. Esto se comprende al atravesar territorio palestino para visitar la iglesia de Belén donde se cree que sería el sitio del nacimiento de Jesús.

Me detengo en el sitio bautismal junto al Río Jordán. Mi hijo lleva el mismo nombre así que podrán imaginar el significado de estar allí, en esas aguas tibias, rodeadas de vegetación. Los bautismos se pueden ver diariamente. Se llevan a cabo en la forma tradicional según lo marca la Biblia, con una inmersión total. El sitio es conocido con el nombre de Yardenit.

Jordania seguiría en el itinerario. Por supuesto, Petra. Petra es uno de los lugares más lindos del mundo. Es un sitio protegido por la Unesco. Fue la capital del antiguo reino nabateo. Si te gusta caminar tenés que ir a Petra. Sólo necesitás algo para proteger tu cabeza de los rayos del sol, una botella de agua y calzado cómodo. El resto lo hace el paisaje con la perfecta combinación de la naturaleza y la mano del hombre. Allí están el denominado Tesoro y el Monasterio. Se trata de templos excavados en la roca. Los mirás y no lo podés creer. La época de construcción data del siglo 1 antes de Cristo. Para llegar al Monasterio tenés que subir unos mil escalones pero vale la pena. Podés hacerlo montado en un burro si no te animás a la caminata.

En el hotel donde nos alojamos, muy cerca de la entrada al camino principal hacia las ruinas, se celebró un casamiento jordano y me invitaron. Era bien diferente a lo acostumbrado en mi cultura lo cual convirtió al evento en algo sumamente atractivo. La novia, con su vestido blanco con capucha, estaba sentada en un pedestal mientras unas 30 mujeres bailaban. No había hombres. Una de ellas me invita a bailar y puedo asegurar que fue muy divertido. Luego del baile alguien detiene la música y llegan los hombres. Todos ellos, al igual que las mujeres, forman parte de la familia de la novia. Cada hombre se acercó a la novia y le entregó un obsequio. Los regalos estaban en una caja y pude ver que eran joyas de oro. Después todos se retiraron a festejar en un lugar más amplio. El novio festejaba en su casa con su familia pero luego se juntarían todos. Fue inolvidable.

La capital de Jordania, Amman, es una bulliciosa ciudad con mercados y mezquitas, construida sobre colinas. Caminar por Amman es entretenido y también agotador ya que hay pendientes que resultan agotadoras por la combinación del calor y la gran cantidad de gente.

Hicimos una excursión al desierto Wadi Rum y pudimos visitar una carpa beduina donde nos ofrecieron compartir un jarro de té bien caliente. El paisaje en el desierto es inigualable, el color de las piedras rosadas y la arena hacen una combinación perfecta.

Marruecos esperaba luego de un vuelo desde Amman. Cómo describir tantos lugares maravillosos? Casablanca, Marrakech, Meknés, Fez, Chefchaouen y Rabat.

Cada ciudad tiene su color. Marrakech es la ciudad roja o rosada ya que las edificaciones llevan todas ese color. Lo más destacado allí es el bullicio atrapante de los mercados en la medina o ciudad antigua. Y, por supuesto el famosísimo mercado en la plaza Jamaa el Fna, considerada la cocina a cielo abierto más grande del mundo. Comer allí a la noche es una obligación, entre la alegría de la gente que cocina el plato que pidas y los aromas que se mezclan en el aire. En el resto de la plaza encontrás encantadores de serpientes, contadores de cuentos, malabaristas y mucha alegría. Es muy bueno para esta ciudad que se haya incorporado el bus doublé decker con el sistema hop-on y hop-off. Esto quiere decir que podés subir y bajar del bus cuantas veces quieras en cada parada y podés hacerlo pagando un solo boleto una vez por día.

Meknés en una ciudad más pequeña y más tranquila, con calles angostas y mucha vida de mercado. Impactantes artesanías. Imposible olvidar a Oussama, un joven estudiante que me contó historias de su ciudad mientras caminábamos juntos. En un almuerzo que compartimos pudimos hablar de nuestras religiones. Oussama es musulmán y dice que Alá puede ser un rayo de sol. Dice que no le tiene miedo a la muerte y que cuando ésta llegue será bienvenida.

Algo para destacar de Marruecos son sus vías férreas que están muy bien mantenidas y te permiten trasladarte en forma segura y rápida de una ciudad a otra. Así llegué a Fez, la última ciudad medieval que queda en el mundo. Y es así. Todo se detuvo en Fez. Podés ver el trabajo de los artesanos diseñando muebles, calzados, prendas de vestir, joyas, adornos, etc. Fez tiene una ciudad vieja y una nueva. La ciudad vieja o medina está rodeada por altos muros. Todo lo que ocurre dentro de la medina es enriquecedor como experiencia nueva para mis ojos. Pude aprender que existen los hornos comunitarios. Cada familia amasa y prepara sus panes y luego los llevan al horno comunitario para cocinarlos. Las mercancías son trasladadas por burros en las angostísimas callejuelas. Las galerías de arte son lugares donde es muy apropiado pasar un buen rato. Lo más probable es que te inviten a tomar un delicioso té con menta y puedas conversar con los artistas. Allí conocí a Mohammad con quien tuve el placer de conocer los sonidos de Marruecos que son los sonidos de la música africana ya que interpretó una melodía en un instrumento musical muy parecido a una guitarra pero con solo 3 cuerdas. Entre sus cuadros se cuentan algunos donde ha mezclado arena y pinturas, logrando un efecto muy original. Los cuadros de casi todos los artistas reflejan la vida en las pintorescas calles de las ciudades marroquíes.

Al final del viaje tomé un micro que me llevó hasta una bellísima ciudad del Norte de Marruecos, emplazada al lado de las montañas Rif, que se llama Chefchaouen. Allí todas las casas están pintadas de azul o azul celeste al igual que las veredas, las escaleras de acceso a las viviendas, las puertas y las ventanas. Flores en los balcones ornamentan la vista e invitan a tomar cientos de fotos. Me cuentan que el color azul celeste ahuyenta a las moscas y mosquitos y no es tan molesto a los ojos por el efecto del sol tan fuerte. El marco que le otorgan las montañas Rif hace de este pueblo pequeño un lugar de ensueño.

A la noche, los restaurantes y bares que rodean la plaza principal encienden velas en todas sus mesas e invitan a tomar un trago o una rica cena en absoluta calma. Comer tagine o cous-cous con alguna delicia de almendras como postre es algo imperdible.

Creo que visitar estos países es algo que debe ser tenido en cuenta por varios motivos: la diversidad cultural, las posibilidades de interacción con los locales, los buenos medios de transporte y las buenas vías de acceso, la buena comida con sabores que seducen, y también para ser testigo de los cambios que se están dando en la región.

No hay comentarios: